Mi “debate” sobre el debate
Discutir un tema con opiniones diferentes, así es como define el diccionario, de manera amplia, la palabra debatir.
Quizás ahí ya empieza a estar equivocada o desactualizada la idea de organizar debates como los que ahora se realizan entre candidatos porque no son solo opiniones diferentes las que nos importan, sino propuestas de solución a los diversos retos que enfrentamos y que a quienes más nos afectan es a los ciudadanos comunes, en nuestra vida diaria.
Y como el “diablo” está en los detalles, es posible que los debates presidenciales están cumpliendo perfectamente su función.
En consecuencia la pregunta sería si sigue vigente la idea, nacida en los sesenta en Estados Unidos (al menos en la forma en la que los conocemos ahora) de los debates presidenciales y si realmente nos están dando lo que los ciudadanos necesitamos para tomar, confirmar o incluso descartar tan crucial decisión.
Cuando alguna empresa encuestadora o medio de comunicación nos dice tal o cual “ganó” o “perdió” un debate, francamente me parece que no dice mucho. En mi particular opinión, que nadie ha pedido, los debates ni se ganan ni se pierden, en todo caso la pregunta a responder sería “a quién le fue mejor” y eso en el entendido de que se tienen parámetros sobre los cuales evaluar el desempeño de cada candidato. Y uno de esos parámetros es qué es lo que se quiere lograr con un debate como los que hemos visto en diversos niveles de candidaturas. Si lo que se quiere es ofrecer un buen “show” o dar un “golpe mediático” pues ahí ya hay uno parámetro, pero sin fondo, sin sustancia.
Si de lo que se trata es proponer ideas y dar respuestas -los tan ausentes “cómos”- entonces los debates quizás no sean la mejor vía, al menos no en el formato actual, probablemente sea mejor ofrecer un formato individual en el que cada candidato, por su cuenta y con sus dineros, le responda a los ciudadanos pero de verdad, no con preguntas previas y tiempos tan medidos, eso porque estamos en el entendido de que están preparados para todo, ya que desean ser quienes conduzcan a la nación.
Y bueno, en la lluvia de ideas igual viene al caso que cada uno estuviera acompañado de su posible gabinete, porque nadie que esté en su sano juicio puede creer que un gobierno depende de una sola persona.
En fin que sería muy bueno debatir sobre los debates, su formato, su vigencia y sobre todo su “rentabilidad” en cuanto la utilidad entre los posibles votantes, entre muchos otros temas relacionados.